EVALUAR
PARA CONOCER, EXAMINAR PARA EXCLUIR
Por
Juan
Manuel ÁLVAREZ MÉNDEZ
SOBRE
EL AUTOR:
Juan Manuel ÁLVAREZ MÉNDEZ
es profesor titular de Didáctica en la Facultad de Educación de la Universidad
Complutense de Madrid, en la que trabaja desde 1974.
En su labor docente y en sus
publicaciones se centra en temas relacionados con la Didáctica aplicada a la
enseñanza de la Lengua y con la Didáctica General y el Currículum, dedicando
especial atención a la formación de profesores y al estudio de las reformas
educativas y de la evaluación.
Algunos de sus libros
publicados son: Lingüística fundamental: introducción a los autores (1985);
Didáctica de la Lengua desde el punto de vista lingüístico (1987); Teoría
lingüística y enseñanza de la Lengua; textos de orientación interdisciplinar
(1987); Didáctica, curriculum y evaluación (2000. 2° ed.), Entender la
didáctica, entender el currículum (en prensa). Asimismo, es autor de numerosos
artículos en revistas de educación. Son muy frecuentes sus participaciones en
cursos de formación docente y de posgrado sobre temas de Didáctica aplicada,
Currículum y Evaluación.
FRASES
DEL AUTOR:
·
Sin duda que cada uno también actúa en nombre
de una evaluación de calidad y defenderá que la suya es una buena evaluación.
·
El profesor aprende para conocer y para
mejorar la práctica docente en su complejidad, y para colaborar en el aprendizaje
del alumno conociendo las dificultades que tiene que superar, el modo de resolverlas
y las estrategias que pone en funcionamiento.
·
La evaluación debe ser un ejercicio
transparente en todo su recorrido, en el que
·
La tarea de la educación que surge de esta
visión dinámica del conocimiento es ayudar a quien aprende a desarrollar reflexivamente
un conjunto de modos de pensamiento o modos de aprendizaje de contenidos que
son considerados valiosos en la sociedad.
·
La
enseñanza no consiste tanto en la transmisión de información sino en incentivar
la curiosidad por la exploración de contenidos valiosos de conocimiento
TRES
RELACIONES QUE ENCONTREMOS CON LOS AUTORES:
El Diagnóstico en Educación, pues, nace con vocación
de apoyar el desarrollo de todo proceso educativo para que los aprendices
consigan los objetivos formativos, con una finalidad de desarrollo personal y
de mejora hacia el perfeccionamiento de su objeto de estudio (producto o
proceso) contextualizándose en un proceso perfectivo y de desarrollo propio de
la Educación
La evaluación que aspira a ser formativa tiene que
estar continuamente al servicio de la práctica para mejorarla y al servicio de
quienes participan en la misma y se benefician de ella. La evaluación que no
forma y de la que no aprenden quienes participan en ella debe descartarse en
los niveles básicos de educación. Ella misma debe ser recurso de formación y
oportunidad de aprendizaje.
El procedimiento metodológico ha de ser evidentemente
complejo dada la complejidad, multivariedad de información, disciplinas,
expertos, etc. que intervienen en el proceso diagnóstico.
La evaluación forma parte de un continuum y, como tal,
debe ser procesual, continua, integrada en el curriculum y, con él, en el
aprendizaje. No son tareas discretas, discontinuas, aisladas, insignificantes
en su aislamiento. Tampoco es un apéndice de la enseñanza.
IDEA
COMPLEMENTARIA DE LOS DOS AUTORES
En las dos lecturas analizadas los autores proponen toda evaluación y diagnostico tiene como trasfondo un enfoque conceptual
bajo el cual se vislumbran las situaciones problemáticas. Es necesario entonces
que toda vez que se actúe educativamente mediante una evaluación, se fije la
visión con la que se trabajará para así poder definir el abordaje metodológico,
cómo serán analizados y discutidos los resultados y, sobre todo, cómo serán
estructuradas las conclusiones y recomendaciones.
Reflexión:
La evaluación toma un nuevo
significado a través del tiempo, donde tenía un carácter más bien autocrático, a un elemento democrático en donde por primera
vez el alumno es participe en este proceso y es capaz de decidir la forma en
que este será aplicado, siendo un elemento clave para la mejora de la práctica
educativa. Además de todos estos cambios se reconoce también que la evaluación
debe tener un carácter formativo, ya que debe darse en forma continua, y no
únicamente al final, cuando ya no se puede hacer nada.
La evaluación se ha
convertido en uno de los temas con mayor protagonismo del ámbito educativo, y
no porque se trate de un tema nuevo, sino porque educadores, padres, alumnos y
toda la sociedad en su conjunto, son más
conscientes que nunca de la importancia y las repercusiones del hecho de
evaluar o de ser evaluado.
Bibliografía
Juan Manuel Álvarez Méndez. (2001). Evaluar para
conocer, examinar para excluir. Madrid: Morata.